¿Que tal unos videojuegos? [Libre]

Concentradísimo en el juego, no vió que estaba al lado. Claro, ese joven de rojos cabellos brillantes. Resultaba ser algo torpe para el juego, pero dentro de todo, era bastante bueno; quiero decir, la mayoría de la gente que encara para ese juego de zombies, siempre terminaban perdiendo al segundo o tercer zombie que se les acercaba. Lamentablemente, yo era un aficionado de los videojuegos, y por lo general, ni dejo que me ganen ni que se ganen más tickets que yo. Continué mi juego de una forma un poco más violenta. Tener que dispararle a pescaditos de colores que salían de cualquier lado, resultaba algo irritante si estás todo el día jugando al counter, pero era lo que había y lo que me tocaba en la lista.
Siempre cuando salía de ahí, por la noche, casi; siempre iba a la heladería de a la vuelta y me comía un cuarto de helado de los más deliciosos sabores, en cualquier época del año, la verdad que amaba el dulce como o más que a mi vida. Pero ese no era el fin.
Todavía no me acuerdo cuándo fué el momento en el que me hice tán fanático, o...en realidad, si me acuerdo. Lo que sucede, es que llega un momento en que recordar cosas lindas, se hace demasiado pesado o feo, ya que siempre, esos recuerdos, terminan teniendo un final no demasiado soportable. Me había escapado de mi casa porque mis padres habían "dejado de quererme" por mi inclinación sexual y demás cosas; me habían comenzado a hacer la vida cada vez más imposible, hasta que llegó un momento en el que se hizo insoportable. Me fuí de mi casa con tan solo un bolso y un poco de ropa; mi gorro azul, mi buzo al tono, pantalones negros, y zapatillas. Sólo las cosas necesarias.
Luego me llegó el amor, trabajando en una cafetería en turno de medio tiempo, me empecé a ver con un tipo demás edad que la mía. Podría llegar a decir que nos enamoramos, siempre me venía a buscar y demás cosas, pero...siempre me daba bronca ver el anillo brillante de compromiso en su mano izquierda. Siempre pensé que me usaría y luego me dejaría, y eso mismo hizo. Luego de un tiempo de salir y de que yo comencé a estar estable, me dejó con la excusa de que se iba a terminar su profesorado de historia a otro país muy lejos, ya ni recuerdo cual, y simplemente, dejé de verlo. Dejó de comunicarse conmigo, dejó de hablarme, dejó de...todo.
Fué entonces cuando caminando sin rumbo una de las tantas tardes/noches de lluvia invernal, descubrí el salón de juegos este, y me hice amigo del dueño y del sobrino, que eran tan buena gente que me agarraron confianza enseguida. Siempre que salgo del trabajo, voy ahí y me quemo un par de horas la cabeza.
El chico había logrado captar mi atención, pero con lo que me había hecho el otro parásito, ya tenía suficiente del amor, por más que ya hayan pasado barios meses, quizá ya un año.
Gané el juego por decimaquinta vez, gané 50 tickets y decidí irme al juego de al lado mientras le heché una mirada de reojo al chico de pelo rojo. Sonreí de costado y luego seguí con lo mio.